miércoles, 5 de mayo de 2010

Sola


Estabas ahí tan quieto, tan lejos de mí alma, que naufragaba en aquella soledad de tu silencio.
No tomaste mi mano, me diste la espalda y caminaste a la puerta, como si quisieras huir de mí, con la sensación de impotencia en el bolsillo derecho y la libertad en el izquierdo, hundiste las manos en ambos.
No quería dejarte ir, no podía hacerlo, sin ti no soy capaz de respirar, de sentir, y tu tan solo querías alejarte, como si nunca hubiese existido aquel tiempo donde bajo la copa de los árboles le susurrabas al viento cuanto me amabas, pero ahora solo te alejas, sin rastros ni remordimientos.
Pero te veo, sigues ahí, no te mueves, es extraño recordarte de esta forma, mirando mis manos delgadas sujetando un no tan filoso cuchillo de cocina, gotea mi piel, mi vestido azul, tu favorito, bueno eso era lo que solías decirme antes.
Creo que las lágrimas no me dejan verte tan bien, pero se que esta ahí, sin moverte, tirado al lado de la puerta, no pude evitarlo, no me pude controlar, fue un impulso, no podía dejarte ir, sin ti no soy nada y contigo tampoco lo soy.
Me obligaste a hacerlo, no pude dejarte ir sin rastro, sin dolor, eso era lo justo, me arrancaste la vida en un segundo y yo la tuya por la espalda, de sorpresa, para que no me odiaras, yo solo te amo, lo hice por el bien de los dos, se que lo entiendes.
Pero mi vestido azul se mancho, con tu sangre, cuando intentaste sujetarte de mi. Aún esta húmedo todo, el aire tiene un particular olor a metal, como si me invitara a bailar con el, con tu rostro de pánico cuando sentiste aquella punzada tras tu espalda y luego una y otra vez en tu pecho, en ese maldito pecho que amo como ninguno, que necesito cada noche para conciliar el sueño y que me arrebataste cuando decidiste dejarme sola, por eso lo hice, se que lo entiendes.
Lo único que no tolero es esta soledad, me dejaste de todos modos, te fuiste con todo y tu espíritu, mientras yo sigo acá, encerrada tras estas blancas paredes acolchadas que me regalaste unas horas después de tu partida, ellos me encontraron, a tu lado como siempre, te abrazaba junto al suelo, no te quería dejar, pero ellos me obligaron y me arrastraron y ahora estoy aquí, tan sola…

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