martes, 26 de abril de 2011

Escuela para Caballeros 2


Ya en mi segundo año de la fundación de Escuela para Caballeros, no he podido permitirme dejar pasar varios comentarios y experiencias adquiridas en todo este tiempo transcurrido.
Alejada del negocio de la tolerancia a hombres de hoy y en busca de los verdaderos caballeros casi inexistentes en mi planeta he llegado a creer conocer un par que no fueron más que una burla a mi inexperiencia en este campo olvidado de enseñar por nuestras familias.
Todos los caballeros reales que he conocido no tienen menos de 40 años y entre esos incluyo a mi padre quien es un verdadero caballero certificado ya por mi escuela y quien fue mi mayor inspiración para escribir mi primera crítica a los hombres que prefieren ser parte de la corriente actual dejando atrás las hermosas tradiciones que se les fueron heredadas y optaron por esconderlas en el baúl de los recuerdos debajo de sus camas.
Pero la culpa no es solo de ellos, nosotras como mujeres también nos merecemos un buen jalón de orejas ya que la falta de tacto de muchos es por no darnos nuestro verdadero lugar, ese que nos quitaron una vez y al que no nos están dejando volver por puros estereotipos y pensamientos reprimidos de una sociedad en donde todos tenemos que ser iguales. Para serles sincera eso de la igualdad no me agrada tanto como pensé y me declaró culpable por haber sido parte de esta nueva cultura en donde las damas son inexistentes y los caballeros están extintos.
Insisto y alzando la voz les digo: los extrañamos mucho. ¿Quien no puede extrañar a los hombres caballerosos, románticos, poetas, sin estereotipos y complejos y con buen gusto? Por favor si en nuestro inconciente siempre buscamos uno así, no importa si es un chancletudo de pelo largo, un ejecutivo de vestuario aburrido, un sexy entrenador de gimnasio o bien un estudiante universitario, el punto es que los buscamos y esperamos encontrarlos.
No hay nada mejor que un hombre que te presta atención, que te conoce y por esto mismo pueden complacerte con detalles que jamás pensaste en poder recordar después de 10 años transcurridos y como lo mencione en mi artículo anterior, no hace falta que sea el príncipe púrpura que tanto busco, me encantaría poder tropezarme con un verdadero caballero, de esos que se levantan de la mesa cuando una se va a sentar y te corren la silla, de esos que saben bailar paso doble y boleros, hasta envidia me da de mi mamá cuando veo que mi papá en medio de una fiesta (matrimonio por lo general) se desprende de su sitio y pide su mano para bailar con pasión frente a todo el público sin que les importe nada, parecen como si hubiesen nacido para encontrarse el uno con el otro en medio de la pista con sus pasos perfectamente sincronizados.
Amo esa locura de saber que me puedo enamorar de un caballero, de un hombre real, no de un cliché que usa la secadora de cabello tanto como yo y que se cambia su vestuario más veces de lo que yo lo haría alguna vez solo porque esta indeciso de que tan cool se puede ver frente al espejo. Gracias, pero no gracias, no quiero un hombre así y me reuso, por esto debo insistirles a los hombres que se unan a mi escuela para caballeros que ya tiene un poco más de un año de fundada.

miércoles, 6 de abril de 2011

24 menos 2 meses


En busca de mi Príncipe Púrpura, sí definitivamente ese es el color adecuado, tiene el grado atrevido que busco, pero en el fondo es una mezcla de los colores clásicos primarios rojo y azul con un toque de negro que le da la oscuridad que no puede faltar, así no me hace sentir impura a su lado, porque como todos deberían imaginar a mis 24 menos 2 meses ya ha pasado mucho tiempo para seguir en la espera de mi amado no encontrado.
He de admitir que siempre lo busco pero cada vez con menos insistencia y frecuencia, a ratos me canso y a ratos he creído encontrarle, por su puesto nunca es él, creo que con el pasar de los años te vuelves menos paranoica y más fresca en muchos sentidos. Aprendes a disfrutar la vida con una amplia paleta de colores a tu disposición, cuando algo no te conviene le agregas una pizca de algún otro tono y listo cambia tu percepción de las cosas y cuando algo te gusta optas por la frecuencia semanal, bueno al menos ese es mi caso.
Hablando sobre camas, cobijas y sábanas, descubrí que me encanta la confidencialidad, ese momento intimo que es único en cada ocasión y del cual disfruto plenamente después de haber pasado un buen rato con alguno de mis amantes pasajeros o bien con algún amigo que llega a ser mucho más que eso en un cuarto de deseos encontrados; por supuesto mientras espero la llegada de mi Príncipe Púrpura.
De unos labios no tan ajenos escuche una vez una frase que me conquisto. A él le encantaba enamorarse varias veces al día; en mi opinión eso sí es romanticismo, no hace falta una vida entera para poder enamorarse una sola vez. ¿Quien dice que no se puede aprender a hacerlo varias veces al día por unos segundos?
Basta con eso, seamos un poco más felices, dejemos explorar nuestros sentimientos y que nuestra mente juegue un rato en el bus, frente a la acera, en el trabajo o porque no el cine. ¿Quien dijo que tiene que durar mas de 5 segundos el amor para que sea real? De igual forma en lo más profundo de mi ser estoy esperando a mi Príncipe Púrpura, pero para apaciguar un poco mi espera he decidido ir practicando por el momento mientras este llega con su Land Rover del año y dos boletos de viaje a Europa por un mes para mi y mi mejor amiga.
Y ahora como era de imaginar hablemos de magia y todas sus ambigüedades que me encantan, procuro ilusionarme con cada caballero que me encuentro, ese plus de química y coqueteo es lo que me mantiene al margen de mi obstinada búsqueda, aunque ya me se de memoria el final de cada cuento corto al que juego a escribir, nunca es él y terminó por largarme con mi cuaderno de borradores bajo el brazo.
A mis 24 menos 2 meses, los cuentos de hadas pasaron a ser una burla en mi vida, en donde recuerdo sarcásticamente como una vez fueron todo mi mundo en una memoria no dañada y una simpatía casi repulsiva. Pero que al final no fue tan malo, me hechiza recordar como una simple historia podía cambiar mis sueños y hacerme feliz por varias noches de sollozos. Hoy mi Príncipe Púrpura no es más que un invento de mi alocada mente para poder escribir y sacar lo que llevo dentro, lo que en ocasiones me tortura y en lo que creo que vaya a pasar alguna vez si insisto en buscarle.
Confieso que no tengo la menor idea como es él, debido a mis cambios drásticos de parecer del ideal que al fin no es más que un estereotipo de un mechudo poético que no llegará nunca, ya que cada 3 meses aproximadamente cambio de parecer y resumo nuevamente mi vida y mis gustos. Como único requisito que nunca varia, que me hagan volar.
Así que mientras mi búsqueda se agiliza en los próximos años, intentaré tardar más en aparecerme frente a él, en desesperarme de esperarlo y en hundir mis manos bajo la falda como lo suelo hacer.

viernes, 1 de abril de 2011

Delirio


Hoy te escribo inmaculado delirio, me mantienes despierta por las madrugadas y me acompañas de la mano a mi afición de perderte un día un poco más, cada vez un poco más.
Me niego a la esperanza, a dejarte, me revuelco con tu nombre y me traiciona la cordura, no hay palabras para tus besos y no hay espacio para tu silencio, hoy sigo contigo, me mantengo.
Mírame a los ojos, rozas mis ansias y divides mis cicatrices, eso me gusta no poder recordar aunque quiera, me postro en ropas desechadas y estupidez prematura, te llamo.
No llevo cuenta de cuanto te he escrito, pero lo hago a menudo, te necesito, no se como vivir con juicio, no es parte de mi naturaleza, por eso te encuentro cada noche, amo nuestros encuentros, siempre destinados al fracaso, a perder mi libertad.
No soy más que de tu poema, al que matas con el alba, introduciendo una estaca de olvido e intolerancia, ya no miro espejos, te veo en mi reflejo, soy solo yo, eso lo sabemos.
Te veo en mis ojos, te sigo, me sigues, somos una sola cantaleta, un ser, un sentimiento, sin abrigo y sin piedad. ¿Para que piedad? No quiero tu consuelo, quiero tu miseria, esa que me quita un soplo con cada respiración, me hundo, me pierdo, hoy me pierdo, dejo que juegues con mi cabello, solo eso.