viernes, 30 de julio de 2010

Para Siempre Nunca


Ata mis manos y huye, no mires tras las viejas cortinas de bambú, puede ser que te arrepientas.
Necesito ser viento, dejarte bailar toda la noche bajo las estrellas, rozar tu piel cuando lo desee y nunca más enfrentarme al tiempo.
Hoy miro más de una arruga al costado de mis ojos, los años siguen pasando por mí, sin piedad, sin nostalgia. Ya colorizo este cabello, que por cierto tuve que cortar, no me luce llevarlo por la cintura como te gusta, la piel no es la misma, se que sientes su deterioro, su cansancio, vete.
Quiero que me beses como si fuera la última vez, como si el mundo se derrumbase a nuestros pies, como cuando era joven, como cuando te gustaba.
Sabes, creo que el espejo se ha convertido en mi dios, el más sabio y el más sincero, ya que tú no lo eres, sigues viendo a esa hada cada día al levantarte, mientras yo miró a una simple mortal envejecida, tu no cambias, yo si, ambos lo sabíamos desde el inicio, pero hoy todo se torna diferente, ya no hay púrpura, ya no hay color y lo entiendo.
Debes irte, mi viejo amigo el tiempo sigue acá y no se irá nunca, no hay campo para los tres en la cama, y yo lo escojo a él. Mientras tu sigues siendo ese muchacho de mirada turbia que me robo el alma, que hechizó mis sentidos y que se ha convertido en una dulce tortura diaria; veo en tus ojos a esa mujer que confundiste con esa hada, hace ya tanto tiempo, pero ella sigue acá y te ruega que hullas, no hay nada más que hacer.
Yo muero por dentro, tu sigues vivo, yo miro mis manos arrugadas, las tuyas son frondosas, jóvenes como siempre, tu no cambias yo si, soy mortal, como todos alredor, aunque lo niegues.
Acá no hay cuentos de hadas, y hoy me marcho, se que me amas, pero no tanto como yo a ti, no espero que lo vayas a entender por ahora. Si camino me sigues, si me escondo me encuentras, así que no tengo alternativa, no quiero morir a tu lado con los huesos viejos y cansados, con la piel arrugada y el cuerpo marchito.
Tengo todo planeado, llevo meses pensándolo y hoy que saliste a correr como de costumbre es mi oportunidad, por eso te escribo, necesito que me olvides, no temas, no me va a doler, lo prometo, solo son segundos de dolor si fuera el caso, pero nada de lo que me vaya a arrepentir.
Ya es tarde sabes? No deberías seguir llorando al lado de ese cuerpo desgastado, esa no soy yo, vamos levántate, puedes tomar el teléfono, no esta tan lejos del baño, llama a Cristina, ella entenderá, puede ayudarte.
Se que no lo entiendes, pero pronto lo harás, hoy te amo como siempre y para siempre nunca.

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