miércoles, 30 de junio de 2010

Me esperas...

Respiras, tocas mi a alma con la mirada, aquella que una vez juro ser mía, te pierdes, como se esfuma el humo de mi doceavo cigarro encendido en las últimas horas, las palabras no afectan, no existo.
Te siento, tu lengua invade mi estomago a largo plazo, deseo, amor talvez, se deja de pensar por algunos instantes, no hay como disfrutar los placeres encima de sábanas arrugadas y mojadas en ti.
Ya son las 3:00am pasadas, creo que hoy no me toca dormir, sigo atrayéndote a este seco cuerpo, maltratado por el tiempo, que no me deja más que una dulce amargura marcada con el paso. Algunas veces creo ver una arruga bajo la línea de mis ojos marrón, pero no me vence, existe el maquillaje, bendita base.
Con una copa de vino barato acompañándome de madrugada y el cenicero sin más campo que para usurpar el basurero que espera con ansias su llegada, escribo tu nombre en cenizas recicladas, siempre pinto de rosa intenso mi cigarro, aquel que llevo en la boca con el placer de tus manos recorriendo mi cintura afilada.
No puedo llorarte, lo intento sin éxito cuando me atrapa tu recuerdo en esta sala vacía, acogedora, que me dejo tu presencia alguna vez.
Me remoto a viejos tiempos, en donde asegure ser feliz, existía el siempre y el nunca, donde todo era hecho especialmente para mí.
Promesas, tantas veces las lleve conmigo, como respirarte, tal y como te comente alguna vez.
Hoy te extraño, siento caer con cada minuto y no haces nada, no llegas por mi, me dejas, perdida en este espacio de mortales fastidiosos, como al humo de mis cigarros, te desvaneces cada día, talvez si fumo por siempre pueda llegar más rápido a nuestro encuentro, no importa cuanto duela, vale la pena por ti.
Me esperas…

No hay comentarios:

Publicar un comentario