Con los sentimientos apretados en mis manos y la voz chillona y temblorosa que me delataba no fui más que humana, una extraña sensación, cuando se está más lejos que cerca de tu piel.
No quise huir, al menos no de esa manera tan cobarde, pero mis pies no se detuvieron y seguí corriendo por mucho tiempo, todo era oscuro, solo se escuchaba el arrullo de los insectos junto al río color esmeralda que me espera en su inmensidad casi agobiante, destructible.
Nunca deje de pensar en ti mientras sumergía mis tobillos en aquellas aguas deliciosas, muy características de la zona, aunque he de confesar que no pude detenerme, ya mi pecho estaba cubierto y poco a poco mi cabello se humedeció, decidí retroceder.
Encantada como una ninfa visite cada noche ese lugar, mi propio paraíso como lo llamaba, aunque tu nunca lo pudiste ver, no lo entendía, yo estaba allí y tu a mi lado y aún seguías sin verlo.
Te gritaba y sí me escuchabas, ¿como podías no verlo? Estaba delante nuestro, era hermoso, solo estábamos tu y yo, nadie más, era perfecto y no lo veías.
Siempre pienso en ti, me quedo contigo hoy, aunque todos dicen que no hay nadie a mi lado; sabes es muy extraño, tengo una pesadilla, la misma cada anochecer, cierro mis ojos y lo único que logro recordar son sábanas blancas del mismo tono que las paredes del cuarto que me encierra, nunca logro salir de ahí, todo es frío y no estas tú ni mi paraíso, creo que escucho gente gritando.
No quise huir, al menos no de esa manera tan cobarde, pero mis pies no se detuvieron y seguí corriendo por mucho tiempo, todo era oscuro, solo se escuchaba el arrullo de los insectos junto al río color esmeralda que me espera en su inmensidad casi agobiante, destructible.
Nunca deje de pensar en ti mientras sumergía mis tobillos en aquellas aguas deliciosas, muy características de la zona, aunque he de confesar que no pude detenerme, ya mi pecho estaba cubierto y poco a poco mi cabello se humedeció, decidí retroceder.
Encantada como una ninfa visite cada noche ese lugar, mi propio paraíso como lo llamaba, aunque tu nunca lo pudiste ver, no lo entendía, yo estaba allí y tu a mi lado y aún seguías sin verlo.
Te gritaba y sí me escuchabas, ¿como podías no verlo? Estaba delante nuestro, era hermoso, solo estábamos tu y yo, nadie más, era perfecto y no lo veías.
Siempre pienso en ti, me quedo contigo hoy, aunque todos dicen que no hay nadie a mi lado; sabes es muy extraño, tengo una pesadilla, la misma cada anochecer, cierro mis ojos y lo único que logro recordar son sábanas blancas del mismo tono que las paredes del cuarto que me encierra, nunca logro salir de ahí, todo es frío y no estas tú ni mi paraíso, creo que escucho gente gritando.
Llegue por acá...me gusta leerte... leerlas... gracias por pasar por mi desastre... ¡abrazo!
ResponderEliminarMe gusta saber de ti de vez en cuando!!! Como dicen es mejor un recuerdo que un pasado perdido... saludos!!!
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